sábado, 22 de enero de 2011

REFLEXIÓN BLOQUE 4

Introducimos ahora un bloque cortito pero intenso en el que las estrategias de transmisión de   la literatura a los más pequeños serán el eje central del tema.
Para comenzar hay que tener en cuenta que los niños hasta los 8 años no son capaces de leer por sí solos, por lo que los adultos seremos los encargados de trasportarles a otros mundos, convertirles en personajes fantásticos y hacerles creer que todo lo que escuchan es fantástico. Esto requiere por nuestra parte la capacidad de leer o contar las historias de tal forma que envuelvan al niño y le introduzcan de lleno en el cuento.
Los niños cuando son pequeños, se entretienen pasando las hojas de los libros y viendo sus dibujos, que es lo que les llama la atención. Es su primer contacto con el largo proceso de la decodificación. Pero como ya he mencionado en un comentario acerca de un gran artículo titulado “Los niños pequeños y los libros”, no hay que forzarles a ese contacto y mucho menos continuo con la literatura, lo que podría provocar un efecto negativo en el concepto de los niños acerca de los libros y de lo que estos implican. En sus primeros años hay que dejarles libertad para que ellos exploren los libros a su ritmo, y para que esto les resulte llamativo hay que proporcionarles libros que respondan totalmente a su momento evolutivo, e irles guiando por ese camino que han empezado para que sientan una sensación placentera por la lectura.
Pero volviendo ahora al tema central, que son las ideas para transmitir literatura, los niños cuando escuchan un cuento por primera vez no son capaces de captar todos los detalles por lo que nos pedirán que se lo leamos una y otra vez. Esto supone que tenemos que tener la habilidad de contar el cuento cinco mil veces seguidas, pero sin que éste pierda ni una pizca de magia. Debemos ser capaces de atraer la atención del niño aunque éste se sepa la historia de memoria.
La primera vez que leamos un cuento a nuestros niños, deberá ser un regalo. Habremos creado un ambiente mágico en el que tanto nosotros, contando el cuento, como los niños, escuchándolo, habremos disfrutado de la historia. Las próximas veces que contemos un cuento ya podremos interactuar con los niños. Para ello podemos preguntarles cosas subjetivas tales como si les ha gustado, y después jugar con la historia preguntándoles acerca de los personajes, cómo se lo imaginaban, cómo creían que habrían hecho en alguna situación…
A continuación pasaré a explicar algunas ideas y estrategias básicas para transmitir literatura a los niños.
1. CUENTACUENTOS.
Con ellos se trabaja la imaginación, algo que siempre es importante. Los niños de infantil son imaginativos por edad y por su momento evolutivo. En el cuentacuentos los niños son los que tienen que imaginar a los personajes e imaginar cómo es el lugar en el que se encuentran. Aunque en los cuentacuentos podemos utilizar marionetas y fondos como “soporte” en general los niños tienen que poner de su parte para recrear en sus cabecitas lo que están escuchando. En la actualidad es muy importante fomentar la capacidad creativa y trabajar la imaginación puesto que ahora, debido a las nuevas tecnologías y su rápido avance, todo está en imágenes. Todo lo que en ellas aparece son prototipos de la realidad, y si el niño es lo único que ve, no será capaz de crear por sí sólo un personaje o un paisaje, sino que tirará de lo que ya ha visto. Por lo que, si se sigue así, se  puede llegar a perder la capacidad de imaginar. Por ello, como futuros maestros, una de nuestras funciones será convertirnos en estupendos cuentacuentos para viajar a algún lugar remoto con nuestros alumnos y ayudarles  a imaginar cualquier cuento que escuchen, además de poder interactuar con ellos durante el cuentacuentos para que se sientan totalmente dentro de la historia.
2.  LECTURA.
Se trata de una “lectura literal del texto”. Con esta estrategia debemos ceñirnos exactamente a lo que está escrito en el libro. Esto puede dar lugar a situaciones tales como que haya palabras que tal vez el niño no entienda, ante lo cual, podemos hacer dos cosas:
·         Explicarlas antes de leer.
·         Dejar que el niño se plantee su hipótesis y luego ponerlo en común, dejando que lleguen a una conclusión (opción mucho mejor que la anterior, por aquello tan famoso de los conocimientos previos).
La lectura sirve como modelo de lectura para el niño, pero no sólo la lectura en sí, sino nosotros, que como lectores adultos les serviremos de guía y de ejemplo en este proceso de leer.  A la hora de poner en práctica esta estrategia podemos hacer dos cosas:
·         Leer y enseñar las imágenes, de manera que el niño vea en éstas lo que va sucediendo mientras escucha el cuento.
·         Leer todo el cuento y, después, enseñar las imágenes. Lo cual enseña a tener paciencia y a saber esperar para descubrir si los personajes eran como imaginábamos. Esta estrategia favorece la imaginación puesto que al no ver a los personajes tienes que imaginarlos y el hecho de verlos después despierta una curiosidad por saber si te los has imaginado parecidos a como son en realidad. Este ejemplo tuvimos la suerte de ponerlo en práctica en clase, y las conclusiones acerca de cómo eran los personajes fueron interesantes, aparte de divertidas. Más tarde, a la hora de comprobar cómo eran los personajes, hubo alguna decepción que otra. Por desgracia, no tenían nada que ver a cómo les habíamos imaginado la gran mayoría.

3. NARRACIÓN CON LIBRO.
Esta estrategia consiste en contar las historias enseñando las imágenes. Se puede interactuar con los niños durante la lectura. Durante la narración hay que jugar con la expresividad, pero sin pasarse. Hay que tener en cuenta que algunas expresiones exageradas pueden asustar o confundir al niño. Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que es mejor no cambiar las voces. Se puede dar al caso de que un cuento tenga muchos personajes y hayamos decidido ponerles diferentes voces a todos. Pues bien en todos estos casos seremos incapaces de asignar una voz por personaje puesto que no tenemos tantos registros, y si lo intentamos lo único que conseguiremos será que el niño protagonista hable como su abuelo. Pero, en cuentos que tienen pocos personajes depende de nosotros poner voces o no. Eso sí, esto es algo que nunca deberemos hacer en la lectura.
4. NARRACIÓN DRAMATIZADA.
Durante este tipo de narración se hacen gestos que luego pedimos a los niños que repitan. Esta narración hace que los niños se metan en el papel de los personajes, repitiendo gestos o acciones que éstos han hecho. Esta estrategia es una derivación del cuentacuentos y narración con libro.
5. DECLAMACIÓN
He de decir que no tenía idea alguna de lo que era una declamación. Pues bien, hacer una declamación es recitar, es decir, decir un poema de forma expresiva. La mayoría de los poemas que se tratan en infantil son poemas narrativos. Son aquellos que cuentan algo, y como cuentan una historia, hay que contarla como tal (sin “tonitos” como dijo Irune) y recitarla de forma natural. Un genial ejemplo que pudimos escuchar en clase recitado por nuestra profesora es   “ENANITOS”  un poema de Germán Verdiales:


                “Cuando está la luna                 
sobre el horizonte
muchos enanitos
juegan en el monte.
A las esquinitas
y a la rueda, rueda,
juegan los enanos
bajo la arboleda.
Muy blanca la barba,
muy rojo el vestido,
los enanos juegan
sin hacer ruido.
Y así, como blandos
ovillos de lana,
por el campo corren
hacia la montaña”

Otro cuento del que pudimos disfrutar en clase fue  “UN PRÍNCIPE ALGO RARITO”  Fernando Lalana (Editorial Bruño) en el que a veces las cosas o más bien los personajes no son lo que parecen, ¿dónde se ha visto un príncipe al que no le gusten las princesas? Es porque este principito... es especial.


Como conclusión este bloque me ha aportado las bases necesarias para poder guiarme a la hora de contar cuentos, pudiendo elegir entre cinco estrategias, que según el tipo de cuento, responderán a unas necesidades o a otras. Decir también que de estas cinco estrategias no había oído hablar antes de la declamación (aunque puede que si en literatura, pero eso quedó un poco atrás) referida como tal a educación infantil, y haber podido ver en qué consiste cada una y haber podido disfrutar de una demostración de cada una de ellas, me ayuda  a hacerme una idea de cómo llevarlas a un aula de infantil. Asique, para finalizar, rematar con una frase típica que resume este bloque: contenidos cortos pero intensos, lo que demuestra que a veces, lo que parece más pequeño, es lo que más aporta y de dónde más se pueden extraer ideas.  

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