miércoles, 19 de enero de 2011

REFLEXIÓN BLOQUE 3

Después de haber hecho un amplio estudio acerca de los cuentos folclóricos, pasamos a ver los cuentos de autor que, como su propio nombre indica, son aquellos que tienen autor. Al tener una mano autora sus contenidos están sujetos a unos derechos que corresponden a la mano creadora, por lo que estos cuentos no se pueden adaptar ni modificar, al contrario de lo que podíamos hacer con los cuentos folclóricos. Pero algo de lo que si debemos ser capaces es de hacer una buena selección de este tipo de libros para los alumnos de nuestra aula. Y para poder hacer unas estupendas selecciones vamos a continuación a dar un pequeño paseo por la historia de estos cuentos de autor, y más tarde a ver las características necesarias que debe poseer un cuento para estar en las estanterías de nuestra clase.
Antiguamente, no había obras dedicadas a los niños pequeños, pero en el siglo XVIII la literatura infantil comienza a hacerse un pequeño huequito entre todos los demás estilos y empieza a abrirse su propio camino prestando atención a los gustos de los niños para desarrollar su temática.
Pero es en el siglo XIX cuando empieza a crearse literatura infantil y juvenil, y uno de los primeros casos vino dado por la mano de Julio Verne destacando entre algunas de sus obras  el fantástico “Viaje al centro de la tierra” o “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Pero hasta entonces se seguía sin tener en cuenta a los niños menores de seis años, se les consideraba demasiado “pequeños” puesto que no leían y, los que leían, lo hacían en muy pocas ocasiones.
Y hasta después de los años 60 (siglo XX) esta situación continuó exactamente igual. Pero como hemos dicho, a partir de los años 60, este hecho cambió. Se empezó a prestar un interés auténtico por los temas que les gustaban a los más pequeños para poder responder a sus necesidades. Y esto llevó a preocuparse también, no sólo por el tema, sino por el formato ideal que debe presentar un libro destinados a los niños de infantil. Estos libros tienen que tener un tamaño grande, con diferentes formas, y lo más relevante, algo que tiene tanta importancia como el propio texto, la ilustración.
Todos estos aspectos harán que el niño se interese por los libros, pero algo que lo hará todavía más, será que el niño se sienta identificado con alguno de sus personajes. De hecho un estudio demuestra que los libros que más nos han gustado se deben a que nos hemos sentido identificados con alguno de sus personajes. Pero eso sí, no es lo mismo identificarse con que querer ser como. Es decir, uno de los ejemplos que citamos en clase es que los niños pueden querer ser como Harry Potter e ir a una escuela de magia, tener una lechuza y hacer hechizos, pero se pueden identificar con él porque tiene unos tíos horribles y es huérfano, y porque tiene un amigo pelirrojo y una amiga que lo sabe todo. Otro ejemplo que citamos son los cuentos de Celia. La autora de las historias de esta pequeña niña rubia, Elena Fortún fue la primera en crear a un personaje real con el que los niños se pudiesen identificar y que a la vez creciese y evolucionara con los propios niños para que pudieran seguir identificándose con ese personaje.  Celia ve cómo la sociedad  no es justa y por ello quiere ayudar a su manera.

  
Como ya he mencionado anteriormente Celia fue el primer personaje real en la literatura infantil y juvenil, y como tal tenía dos características, una física y una psicológica.
Pero Celia no es el único personaje que creó Elena Fortún. Resulta que esta niña tenía un hermano llamado Cuchifritín (esto de buscar las imágenes de los libros te hace descubrir de vez en cuando información valiosa como esta). Este personaje surgió del  hecho de que los niños no podían identificarse con Celia, puesto que todo lo que le ocurría a ella se daba en un contexto femenino; por ello esta autora les dio la oportunidad de poder identificarse con un niño real como ellos.

 
Estos dos personajes, son niños protagonistas que evolucionan con el lector, de tal forma que éstos puedan identificarse con ellos. Estos niños protagonistas siguen una evolución paralela a los niños de tal forma que ese vínculo de identificación pueda permanecer a lo largo de los años mientras van saliendo continuaciones de los libros. Esta evolución se sigue en el ámbito de la psicología, el vocabulario, el contexto y los intereses. Los niños protagonistas no son personajes planos, sino que son simples y cercanos, son héroes cotidianos que ayudan a sus amigos y a la gente que les rodea y lo más importante, son reales. Por otro lado el niño lector que los sigue reconstruye la historia pero desde su propia circunstancia.
Además de poseer características que les hacen niños protagonistas, los personajes de la literatura infantil poseen actitudes positivas y negativas. Al contrario que en los cuentos folclóricos que sólo se hacía diferenciación de personajes bueno y malos, aquí hay actitudes positivas y negativas pero que, en vez de clasificarlos como buenos o malos, le otorgan a los personajes la oportunidad de poseer unas y otras a la vez y no ser exclusivamente bueno ni exclusivamente malo.
Para especificar más concretamente haré una división específica de actitudes:
Positivas: personajes abiertos, objetivos, activos, extrovertidos, optimistas, alegres, emprendedores y adaptables.
Negativas: personajes pasivos, cerrados, egocéntricos, hipersensibles. Descontentos, intransigentes, tímidos, excitables y apocados.
Estas actitudes que presentan los personajes y que influyen directamente sobre los receptores que se identifican con ellos, representan fomentos de la felicidad o disminución de la misma, es decir, las actitudes positivas hará que los niños sean más felices en la vida, mientras que las actitudes negativas van a hacer más difícil que los niños sean felices en la vida.
Después de haber hecho un repaso por los factores que convierten a los libros de autor en una parte muy importante de la literatura infantil por todo lo que le aportan a los niños, pasaremos a continuación a hacer un análisis de estos libros para poder después seleccionar loe mejores cuentos para nuestra aula.
El primer objetivo es que el libro le guste al niño. Pero no es el único aspecto a tener en cuenta, ahora, pasaremos a analizar los siguientes:
Emisor: es el personaje con el que se identifica el niño. En mi caso tenía un concepto  previo erróneo puesto que creía que el emisor era la persona que contaba el cuento, ya fuese el maestro o el padre entre otros. Este último sería para el niño el emisor real, que es el que cuenta el cuento, mientras que  el emisor ficticio es con el que se identifica el niño. Un ejemplo claro de emisor ficticio es el que aparece en “Un culete independiente” en el que su protagonista César Pompeyo le transmitirá el mensaje  al niño.
Receptor: a quién le vamos a contar el cuento.
Tema: que sea adecuado para los niños. Que sea cercano y que los niños lo puedan entender y  se sientan identificados con ello.
Estructura: existen dos posibilidades para infantil: que sea una estructura lineal (lógica) que consta de planteamiento, nudo, y desenlace (o con final abierto) o puede ser una estructura acumulativa (se acumulan personajes). Si nos salimos de estas dos estructuras el cuento no es válido para infantil. El hecho de dejar un final abierto tiene como fin que los niños usen su imaginación y es un excelente material didáctico para que los niños fomenten sus inferencias. Aunque en general a los niños no les suele gustar puesto que quieren saber qué ocurre.
Tiempo: pasado, presente o futuro ó tiempo indefinido.
Espacio: el lugar donde se desarrolla la acción tiene que ser cercano y cotidiano al niño. Que el niño pueda reconocer el espacio, lo asimila porque lo conoce. Pero también puede ser un lugar indeterminado como por ejemplo el campo, que es un lugar pero no se especifica en que parte exacta del campo.
Ilustraciones: deben estar realizadas de tal forma que el niño pueda hacerse una idea acerca de lo que va el libro y que una vez contada la historia, el niño vea las imágenes y sea capaz de contar qué ocurre. Tienen que ser lo suficientemente claras como para que el niño pueda seguir la historia. El fin de estas ilustraciones es que el niño luego recuerde. Y, por supuesto, deben ser lo menos estereotipadas posibles.
Lenguaje: los textos deben incluir frases cortas y pocas subordinadas, y además vocabulario que el niño pueda entender y que esté adaptado a su edad. El  lenguaje cargado de función poética hace que a los niños les guste aún más.
Valores y contravalores (actitudes positivas y negativas): un buen libro es aquel en el que el niño de actitudes negativas acaba siendo un niño de actitudes positivas, y, que un niño de actitudes positivas acabe en el mismo sitio. Valores cercanos que respondan a l momento evolutivo.
Por último, ya somos nosotros los que establecemos una conclusión acerca del cuento y si lo llevaríamos al aula o no.
Un libro que cumple todos los requisitos para infantil es “ADIVINA CUÁNTO TE QUIERO”

ESTE LIBRO ESTÁ TOTALMENTE PENSADO PARA LOS NIÑOS PEQUEÑOS. CUANDO LO ESCUCHAN SE SIENTEN COMO LA LIEBRE PEQUEÑA DE COLOR AVELLANA.
Otras aportaciones que vimos en clase para llenar las aulas de infantil son cuentos como los siguientes:
“TODOS SOIS MIS FAVORITOS” donde lo que nos hace diferentes es lo que nos hace especiales.


“A QUÉ SABE LA LUNA”  donde hasta los más pequeños querrán darle un mordisquito a la luna.


“EN BUSCA DEL BESO” ¿qué pasaría si tu beso de buenas noches se escapara por la ventana?


“ENAMORADOS” ¿cómo saber qué piensan los niños de esa palabreja?


EL TOPO QUE QUERÍA SABER QUIÉN SE HABÍA HECHO ESO EN SU CABEZA” un tema “prohibido” será algo que dará mucho que hablar


“OREJAS DE MARIPOSA” donde aprender a convertir en algo único algo que para los demás no lo es.


“VEGETAL COMO TE SIENTES” donde trabajar los sentimientos será algo muy divertido.


Saber llenar un aula de libros requiere mucha observación de nuestros niños y buena selección en librerías después, pero habiendo ejemplares como los citados aquí arriba, ¿qué más pedir si los autores nos los sirven en bandejas de plata?.
Cambiando ahora de tercio, hablaré de la poesía y el teatro en infantil.
Respecto a la poesía mencionar que no hay ningún tipo de poesía infantil hasta que llega Gloria Fuertes, que decide cambiar este hecho y empezar a crear para los más pequeños. Un ejemplo de estos comienzos fue “Cómo se dibuja un payaso”

Melena de pelo tieso,
por travieso.
Una pelota de ping pong es la nariz,
y una sonrisa desdentada
de feliz.
Las orejas despegadas
-como alas-.
Las botas,
grandes y rotas,
y en la punta del sombrero
un pompón de terciopelo.
Pantalón corto,
chaqueta larga
y un lazo como una hélice
de corbata.
Lleva llenos los bolsillos
de chistes y chascarrillos.
Además de payaso,
es músico y poeta,
después de decir versos
toca la trompeta.
Ya es tu amigo
el importante Señor Payaso
(se pondrá triste
si no le haces caso).

En relación a los temas en la poesía infantil del siglo XX encontramos:
Ø  El niño y su madre
Ø  Conceptos
Ø  Objetos domésticos
Ø  Animales
Ø  Épica
Ø  Actitudes
Ø  Flores y plantas
Ø  Religioso
Respecto al teatro no se editan libros con obras de teatro para infantil, pero sí hay publicaciones con referencias para los maestros.
En conclusión este bloque me ha aportado todo lo necesario para empezar a coger carrerilla en la selección adecuada de cuentos para mi futuro aula. Además de haber visto multitud de cuentos más, he tenido la oportunidad de analizar uno, y al contrario de lo que yo pensaba, no me fue tan mal. En definitiva, el hecho de poder conocer todos los aspectos que de verdad les llegan a los niños nos da la oportunidad de sacar ventaja a la hora de responder a sus necesidades, ya sabemos más de lo que les gusta de los cuentos, como quién se los cuenta, con qué personaje se identifican y alguno de los temas que más les gusta. Este tema para variar me ha encantado por todas las cosas que me llevo de él y por todos los títulos que he podido añadir a mi lista de libros adecuados para infantil.



1 comentario: